Julian

 “No voy a tener señal para el 31, asique te llamo antes de salir, quisiera hablar con vos antes de que termine el año, saludarte, escucharte un ratito”, fue el mensaje que le mandó antes de irse a dormir con todas las ilusiones que le quedaban y una sensación rara de saber que no todo estaba bien. 

A veces la vida, el universo, nuestra alma quizás, saben de antemano y le ganan a la conciencia y a la realidad en cuanto a sabiduría y certezas. Y en este caso, claro que sabían.


Habían sido días maravillosos, argentina campeón mundial, el primer beso, una cuasi convivencia y unos “te amo” apresurados en el tiempo pero no en sentimientos. “Diciembre tiene una magia de cosas bellas, pero lo que comienza en diciembre no dura”, lo dijo sin pensar. 

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Ella, ciega ante tanto sentimiento, volvió a creer en el amor después de muchos tropiezos y se despertó un deseo que nunca antes había imaginado, el de ser mamá y formar una familia. 


El, el volvió a tener ese brillo que la vida le había quitado, paz que no encontraba desde que era chico en su “casa de cartón”, aquel lugar seguro el cual poder habitar sin riesgos. 

—-

“Te llamo el 31 para poder escucharte un ratito y que charlemos”, pero como el alma sabe antes que la conciencia, esa noche no pudo dormir. Como si supiera, su alma no dejó que sus ojos se cierren, miraba el teléfono a cada rato como cuán tick nervioso repetitivo. 


“Te llamo el 31 para poder…”

“poder….”

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Dedicado a Julián, porque su alma sabía antes que los dos, que todos los diciembres son mágicos, pero las cosas que comienzan en diciembre, “no duran para siempre”.





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