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Retrovisor

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Dicen que mirar para atrás muchas veces no es bueno. Que de nada sirve aferrarse al pasado si nos perdemos del presente, y me pregunto, es tan así? Mirar al pasado también implica ver el recorrido que hemos hecho. Mirar al pasado es poder ver(nos) y ver nuestra historia. Implica poder re significar si hay una parte de la historia con la cual tenemos que hacer las pases. Mirar al pasado es poder ver lo que hemos logrado, lo que hemos aprendido como así también adquirir herramientas para no cometer los mismos errores. También implica extrañar, y la mayor de las veces un montón, a esas personas que ya no están con nosotros o incluso extrañar a nosotros mismos, pues ya no somos aquellos que fuimos. Mirar por el retrovisor es abrazar a esos recuerdos que nos hicieron felices, a esas personas que nos dieron esos abrazos reparadores que nos recauchutaron el alma más de una vez. Mirar por el espejo implica tomar envión para poder seguir. Hoy, en una de las noches más frías, donde los recuerdos

El silencio

 Rubia, blanca pálida, tapada hasta el cuello y con sus ojos cerrados. Su boca dibujaba una leve sonrisa y su cara trasmitía la más serena paz del mundo. Jamás la habíamos visto con tanta paz durmiendo. Lo estaba disfrutando, todos los dolores se habían ido, junto con las preocupaciones, pero esta vez, para siempre.  Era un jueves a las 5 de la mañana, el jueves más frio del año de aquel invierno de julio. Era ese frio que te cala los huesos y te deja sin respirar, perdido y desorientado. Emma llegaba a su ciudad natal, se bajó del colectivo luego de un viaje con incertidumbres y al mismo tiempo con muchas certezas que, aunque no haya querido saber, su intuición se lo aseguraban. Dejó el colectivo y buscó la camioneta de su padre a la cual subió en silencio. Los ojos llorosos de él le decían todo, pero no salía palabra de su boca. El viaje a la clínica duró menos de tres minutos, al llegar, a los lejos y desde la vereda, pudo divisar a su hermano, sentado sólo en una de las butacas en

Recuerdo

Le preguntaron qué era la felicidad para ella y se encontró llorando de repente.  La felicidad para ella era sacarle el flequillo de la frente a su mamá con su mano derecha mientras se encontraban sentadas en algún bar “tomando un cafecito”. La felicidad para ella en ese momento fue cerrar los ojos y hacer su mayor esfuerzo para poder sentirla en el viento, intentar captar su aroma, escuchar su voz, tomar su mano y abrazarla fuertemente.  La felicidad para ella, en ese momento, fue un recuerdo. La felicidad fue su mamá.

La felicidad

Pensando en la felicidad me di cuenta de cómo su significado ha cambiado a lo largo de los años y que, en cada etapa de mi vida, la felicidad ha ido tomando diferentes formas. Ha sido metas distintas, ha sido nuevas y viejas caras. Fue situaciones, cosas, personas y lugares que han ido mutando a lo largo de mis años.  Cuando era adolescente la felicidad era que el chico que me gustaba se fijara en mí. Esto es algo muy llamativo porque no ha cambiado mucho en mi vida, o en la de muchas mujeres (de mi círculo por lo menos). Es algo que hablo mucho en terapia, la felicidad de las relaciones, o, mejor dicho, cómo las relaciones pueden hacernos felices. En esta ocasión me refiero a las relaciones amorosas. Sostengo firmemente que las mujeres, a diferencia de los hombres, tenemos la pirámide de Maslow un tanto alterada. Veo y siento que como base está el amor a otro (amorosamente hablando), y luego, el resto de la cuestión. Cuando ese otro nos deja, nos desilusiona, no es correspondido, o si

Le llaman vivir

Un mate de charlas con tu mejor amiga Un abrazo de tu vieja Un recreo en el trabajo Darte cuenta que te registras y que ahora sos vos el que deja sorprendido al psicólogo Un helado con el chico que te gusta Un abrazo de tu hermano recién llegado de viaje Un abrazo que te espera del otro lado del mundo Los buenos días de tu tío Un vídeo de tu prima  Un meme de tu cuñada  Despertar un día y no querer repetir la historia de amores no correspondidos Mimarte Registrarte Una charla con tu compañera por Skype Compartir música para no dormirte El mensaje de tu tía para ver como estas El llamado de tu papá de vez en cuando y de cuando en vez Entender  Aceptar Desear las mariposas en la panza Querer que el entusiasmo vuelva Llorar Respirar Respirar hondo  Secarte las lágrimas Seguir  .. Calma Ya llegara .. Le llaman vivir

Lo incontenible

—¡¡¡Ayyy, Mabel, no llego!!! ¡¡¡¡No llego!!!! —le gritaba Roberto por teléfono. —Pero ¿es para tanto Roberto? —¡¡¡Siií, no llego!!! Teneme el portón abierto y la puerta de la casa también —le rogaba Roberto a Mabel con voz de desesperación total.  —Bueno, Roberto, respirá, respirá conmigo si querés. —Mabel, no entendés, tus respiraciones te funcionan solo a vos. ¡Hablame, por favor, hablame así pienso en otra cosa porque te juro que no llego!  —Bueno, te cuento que los chicos tienen examen el lun… Roberto la interrumpió: —¡¡¡No, no, no puedo pensar y concentrarme en malas noticias, me hace peor!!! ¡¡¡Ya estoy en la esquina, Dios Santo, ¡¡¡gracias!!!  Mabel no sabía qué decirle. En sus 30 años de casados, jamás lo había visto tan sacado como ahora.  Roberto entró el auto como si estuviese en el rally, se bajó, dejó la puerta abierta y las llaves puestas. La casa lo esperaba abierta. Entró caminando como pingüino en carrera de Olimpiadas, hizo dos pasos y quedó inmóvil. Miró a Mabel con

La lucha del abrazo

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Hoy vi una imagen en el diario, muchas mujeres vestidas de verde, abrazadas a pesar de la “pandemia”, con los ojos llenos de lágrimas y sus bocas abiertas en plena expresión de grito de libertad.  Hoy, al ver esa imagen, se me estremeció la piel, se me llenaron a mí también los ojos de lágrimas y sentí una presión en el pecho muy grande. Es esa emoción que no está muy clara por su intensidad, no sabés si llorar o gritar, si es angustia o felicidad. Es ese sentimiento de querer hacer algo, de estar ahí, de ayudar y al mismo tiempo de aplaudir fuerte al darte cuenta de que, esas mujeres, están haciendo historia.  Y soy consciente ahora de todas esas infinitas luchas que tuvieron miles de generaciones de mujeres y que han logrado cambiar la historia. Y las admiro, mucho. Porque me di cuenta de que con los años las cosas, este tipo de cosas, las valoro más. Cuando era chica no les daba mucha importancia, por ignorancia o porque simplemente nunca me involucré en una lucha histórica, nunca m